Resumen:
Este es el relato histórico de la experiencia que cambió mi vida: el internado hospitalario en Chiquimula en 1980. La vida profesional de un médico, aunque pueda estar llena de altibajos, es en general una vida, más que todo, llena de satisfacciones personales, las cuales por sencillas que sean, nos hacen sentir que de alguna manera hemos cumplido con la misión que se nos ha encomendado: proveer salud a los pacientes a los cuales nos debemos. Sin embargo, para llegar hasta esa posición, ese mismo médico ha tenido que pasar por todos aquellos años de estudiante de medicina. Es, en esa época, que quizá haya una experiencia que queda grabada en nuestra memoria, en mi caso fue el internado hospitalario. En cierta manera, el ser interno nos pone de frente, probablemente por primera vez, en una situación de verdadera responsabilidad. En este relato histórico haré mención del internado que en 1980 vivimos en el hospital de Chiquimula, el cual forjó no solamente la carrera médica de siete estudiantes de medicina, sino también dictó su porvenir. Ahora que han pasado más de 40 años desde aquella experiencia, estos mismos “estudiantes de medicina” se han reencontrado para tratar de brindar explicación, a manera de consenso, a toda aquella experiencia y ponerla en perspectiva de lo que eso ha significado en sus vidas, profesional y personal. El internado hospitalario es la experiencia que aún vive en nuestra memoria y que con el paso del tiempo ha dictado, en mucho, lo acontecido en nuestras vidas.